En los países orientales, se suele decir que la duración de la vida de una persona está predeterminada por el numero de respiraciones que hará a lo largo de su vida. A esto yo añadiría que no sólo la duración de su vida si no también la calidad de su vida y su salud física y mental. Cuanto más lenta y profundamente aprendamos a respirar, más y mejor viviremos.
Pranayama y las emociones
La respiración completa o respiración yóguica es una técnica de pranayama. El término sánscrito prana significa energía vital y yama significa control, pero también expansión, manifestación o prolongación.
La mayoría de ejercicios de pranayama son de respiración. Esto es así porque la respiración está directamente relacionada con el estado de ánimo, con nuestra energía. En el cerebro, los centros que regulan la respiración y las emociones están muy cerca uno de otro y se influyen mutuamente. Cuando aparece una emoción fuerte, la respiración se altera, todos hemos experimentado alguna vez como se vuelve más rápida y superficial con la ansiedad o se suspende con el miedo.
La técnica del pranayama se basa en el hecho probado de que el camino inverso también es posible.
Si puedes calmar tu respiración, tus emociones también se calmarán, restableciendo así el equilibrio en tu energía vital.
Si puedes aprender a calmar y a alargar la respiración a voluntad, también podrás calmar tu estado de ánimo, tranquilizándote cuando lo necesites. Si por el contrario te sientes cansado y falto de energía, determinados ejercicios de pranayama te ayudarán a oxigenar tu organismo, revitalizándolo y aportándote energías renovadas. Centrando toda tu atención en tu respiración y actuando sobre su ritmo, duración, volumen de aire aspirado o los músculos y zonas del cuerpo que intervienen en ella, podrás tener un cierto control sobre el estado de ánimo e incluso sobre el estado emocional.
Las cualidades de la respiración cuando practicamos pranayama son: larga, suave, constante, uniforme, al mismo tiempo que suave y sutil. Se respira por la nariz siempre que sea posible y no se indique lo contrario.
BENEFICIOS
- Crea una sensación de espacio en el cuerpo, aliviando la tensión.
- Incrementa la capacidad pulmonar y la oxigenación celular.
- Calma y enfoca la mente.
- Ayuda a moderar estados de ansiedad.
- Ayuda a regular el sistema nervioso simpático.
Se puede practicar en cualquier posición, sentado, acostado o de pie, que nos permita tener la espalda recta y el pecho abierto para que nada obstaculice la respiración.
La primera vez que la practiques te recomiendo que lo hagas acostado en la postura de savasana, quizás con apoyos en las rodillas y la cabeza. Esta posición facilita que puedas sentir mejor las diferentes zonas de tu respiración. En todo caso, lo más importante es que estés lo más cómodo posible.
PASOS A SEGUIR
Empieza poniendo plena atención en tu respiración, sin modificar nada todavía. Si te ayuda puedes poner una mano en tu abdomen y otra en tus costillas para empezar a notar las diferentes zonas de tu respiración.
Después de unos minutos, practica a dirigir la respiración hacia diferentes zonas del tronco:
1. Hacia abajo, hacia el abdomen. Siente como tu vientre se hincha y se desincha con cada respiración. Intenta que las costillas se muevan lo menos posible.
2. Zona media y lateral. Dirige tu respiración hacia el pecho, abriendo las costillas hacia delante y también hacia los lados, hasta las axilas.
3. Zona alta, hacia las clavículas. Esta es una respiración mucho más corta y superficial que las otras.
4. Hacia atrás, hacia la espalda. Aquí también podeos distinguir las tres zonas: baja o lumbar, media o dorsal y alta, llegando incluso hasta las cervicales.
Para practicar la respiración completa empezarás a unir las diferentes zonas:
5. Respiras en tres zonas: baja, media y alta. Empiezas llenando tu abdomen de aire, cuando sientas que ya no cabe más continuas llenando tu caja torácica y cuando sientas que ya no cabe más, acabas de llenar dirigiendo la respiración hacia la zona más alta.
6. Vas uniendo estas tres zonas hasta que la respiración es un movimiento fluido y continuo dentro de tu cuerpo. Empiezas a llenar por la parte más baja del abdomen y vas subiendo recorriendo las costillas hasta llegar a las clavículas, en un movimiento uniforme y sin interrupciones. Poco a poco, vas intentando que esta respiración sea cada vez más fluida, natural y fácil de mantener.